Carlos Aschero: el arte rupestre como archivo de la memoria

Cultura | 2021-11-26 12:34:49

El arqueólogo, uno de los primeros exploradores científicos de la Cueva de las Manos, acaba de descubrir restos humanos de alrededor de 40 mil años en la Puna Catamarqueña.

Desde hace más de 45 años, el arqueólogo Carlos Aschero sigue las huellas de nuestros antepasados para descubrir el hilo conductor de nuestra identidad. En 2018, hizo un descubrimiento fascinante: con su equipo, encontró en una excavación en la Puna catamarqueña, artefactos de piedra, mechones de pelos humanos y dos huesos de un perezoso gigante extinto. El mechón humano tiene una antigüedad de 40 mil años, algo que pone en discusión las teorías dominantes que aseguran que los seres humanos llegaron a América hace 14 mil o 17 mil años atrás.

Aschero nació en 1946 y se graduó en Ciencias Antropológicas, con orientación en Prehistoria y Arqueología, en 1974. Sus temas centrales de investigación fueron y son el arte rupestre y la tecnología lítica en Antofagasta de la Sierra, la Puna jujeña (Azul Pampa y Coranzulí) y la cuenca del Río Pinturas en Santa Cruz, donde se encuentra la famosa Cueva de las Manos, patrimonio mundial de la humanidad. Allí llegó en 1973, con el topógrafo y arqueólogo Carlos J. Gradin, para realizar las primeras investigaciones científicas auspiciadas por el CONICET. La Cueva de Las Manos, en Santa Cruz, se destaca por la complejidad del arte rupestre, que permite entender cómo vivieron nuestros antepasados.

Actualmente, Aschero es investigador principal del CONICET a cargo de un Proyecto de Investigación plurianual (PIP-CONICET) y Profesor Emérito de la UNT (2019). Antes, trabajó en el Instituto Nacional de Antropología (INAPL), en Buenos Aires, donde armó un equipo de investigadores sobre la Patagonia que sigue activo, y con quienes comparte proyectos sobre sitios con arte rupestre en el NOA y la Patagonia. Premio Trayectoria 2017 del Fondo Nacional de las Artes, además, es egresado de las escuelas de bellas artes “Manuel Belgrano” y “Prilidiano Pueyrredón”. Un artista que estudia las expresiones humanas más antiguas que se conocen.



-Uno de tus primeros trabajos fue la investigación sobre la Cueva de las Manos. ¿Cómo empezó tu interés por el arte rupestre? ¿Hubo alguna relación con tus estudios sobre arte?

-Sí, claro. Mi interés por el arte rupestre viene de mis estudios de artes plásticas y de una visita temprana (década del 60) de cuevas paleolíticas europeas como Altamira y Lascaux. El inicio de las excavaciones en Cueva de las Manos fue en 1973 integrando el equipo de C.J.Gradin. En ese entonces pudimos fijar una primera cronología para el primer estilo de escenas (A1), en ocre, hacia 9300/9400 años AP (NdR: Antes del Presente). En 2010, retomé las investigaciones e hicimos una nueva excavación con Ana Aguerre (Pequeña, en 2014) que nos permitió fijar dataciones relativas para los estilos de escenas que yo llamé A2, A3, A4 y A5, (2010) siguiendo la denominación de “grupo estilístico A” dado por Gradin al “paquete” de todos los estilos de escenas de caza colectiva. Cueva de las Manos tiene 6800 años de uso (9300-2500 AP) en que se han superpuesto distintos estilos, diferenciándose por colores distintos en las superposiciones de uno sobre otro.



-En la Cueva de las Manos y también en Cacao, el sitio arqueológico en la Puna de Catamarca, se descubrió que hay superposición de impresiones. ¿Qué significa?

-En Cacao no hay negativos de manos, pero sí superposiciones de representaciones que incluyen todos los estilos o modalidades estilísticas conocidas para Antofagasta de la Sierra. Al igual que en Cueva de las Manos, el que esas superposiciones usen colores diferentes y no “tapen” u oculten las representaciones anteriores significa un interés expreso en mantener visible los que sus ancestros han pintado. Podríamos decir que estos sitios son verdaderos “archivos de la memoria generacional” que sustentan y refuerzan la memoria colectiva del grupo social. En ambos casos también, la replicación de representaciones de ciertos estilos en uno u otro sitio del nomadismo estacional del grupo social, sea para la caza o la alternancia de campos para el pastoreo de la hacienda (llamas), está implicando una función de demarcación e identidad, de la pertenencia del sitio a determinado grupo.



…”creo que —más allá de la discusión vigente sobre si el arte indígena es o no “arte” como el actual— ese arte de las poblaciones originarias es ideología como lo fue el Guernica de Picasso; los murales mexicanos, o los cuadros de escenas de caza con perros de la burguesía inglesa o europea. Muestran un determinado valor dado a los objetos, cosas o animales del mundo que los rodeaba siguiendo una cierta estética particular y dominante en cada sociedad”.



-¿Cuáles son las novedades sobre el descubrimiento en el sitio del Cacao 1.A., en Catamarca?

-En la segunda quincena de febrero, retomaremos el trabajo en Cacao. Como novedad, tenemos tres dataciones AMS (NdR: datación por radiocarbono a través de espectrómetro de masas) sobre el mechón de pelo humano que rondan los 40 mil años del Laboratorio CAIS de la Universidad de Georgia, Estados Unidos, y de la Universidad de Oxford. El mechón que está originalmente recortado —un corte “recto” en la zona de inserción— no dio sustancia adecuada para ADN. Algo que se va a intentar en otro laboratorio. Otro resultado que obtuvimos recientemente es la datación de ca.17.000 años sobre sustancia adherida al filo de un artefacto de piedra tallada. Datación que considero posiblemente “rejuvenecida” por problemas de humedad de la muestra y porque el artefacto estaba junto a una costilla de Scelidotherium (el perezoso extinto), datada en ca.39.000 años AP. Se ha mandado a datar un duplicado de esa muestra. Son todas fechas no calibradas. En la última campaña tuvimos una ocupación, en un costado del alero, datada en 10.400 años AP (Antes del Presente), que prendió un fogón cavando la capa superior de fecas disgregadas de megafauna donde está la ocupación de 40.000 años AP.

-¿Cuál es la diferencia entre las antiguas poblaciones que habitaban la zona de la Cueva de las Manos y las que habitaron en Antofagasta?

-El problema es que en ninguno de los dos casos tenemos restos funerarios (esqueletarios, en particular) que definan físicamente o el pool genético de ambas poblaciones.



-¿Qué interés movía a nuestros antepasados a dejar sus huellas allí? ¿De algún modo contribuía a reforzar su identidad?

-Si a lo que te referís es al arte rupestre, creo que —más allá de la discusión vigente sobre si el arte indígena es o no “arte” como el actual— ese arte de las poblaciones originarias es ideología como lo fue el Guernica de Picasso; los murales mexicanos, o los cuadros de escenas de caza con perros de la burguesía inglesa o europea. Muestran un determinado valor dado a los objetos, cosas o animales del mundo que los rodeaba siguiendo una cierta estética particular y dominante en cada sociedad. En tal sentido, como ideología, refleja elecciones e identidades propias de cada grupo y cumple determinadas funciones que responden a las formas particulares de articulación de esa sociedad con su medio físico y social. Funciones que pueden ser didácticas (las escenas de caza de Cueva de las Manos para enseñar las acciones incluidas a los jóvenes cazadores), operar como esos archivos de la memoria de los que te hablé o como demarcación territorial. Funciones, no significados que es otro problema a dilucidar con fuentes históricas, etnográficas o relatos orales, si es que se puede.

-Solés decir que los arqueólogos tienen dos tareas importantes, la búsqueda de la información y la conservación. ¿Qué quiere decir?

-Producir información nueva debe estar ligado a la conservación de la integridad física del sitio que interviniste, de alguna forma. Y para eso es crucial compartir la información generada con los pobladores del lugar, de las poblaciones cercanas y con la misma “gente de campo”. Dejar clara la importancia del sitio y su valor patrimonial. Son ellos los que verdaderamente pueden establecer las formas adecuadas para el cuidado del sitio.



-Estos descubrimientos suelen atraer turismo cultural a las regiones. ¿Qué relación deben tener los investigadores con las poblaciones actuales de las zonas?

-Directamente ligado a lo anterior, tanto Cueva de las Manos como Antofagasta de la Sierra han acrecentado en forma más que notable las visitas del turismo nacional y extranjero y, además de una conciencia patrimonial vigente entre la gente del lugar, son las Municipalidades locales las que tienen que estar directamente involucradas en las estrategias de preservación y manejo de los sitios arqueológicos. El sistema de visitas guiadas —con guías adecuadamente formados— y para cupos limitados de visitantes, es una de esas estrategias “insoslayables” bajo cualquier situación.