Recordando a Luis Alberto Spinetta: amigos y colegas hablan del Flaco guitarrista
Musica
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2023-02-09 13:36:20
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“Y que siga la melodía…”. La frase final de “Umbral”, esa miniatura de acordes simples y belleza inexplicable escondida en Los niños que escriben en el cielo, es una pista válida hacia la entidad Spinetta Guitarrista. Aunque resulte imposible despegar al Flaco de su asombrosa unidad artística -instrumental, compositiva y vocal-, todavía es posible reparar en la posición que ocupaba en la cancha del rock, ahí en dónde había que sostener el edificio Almendra, resaltar el coraje bravo de Pescado Rabioso o las sutilezas de Invisible había un músico concentrado en un ajedrez mental tan original como imprevisible.
En cada parada de la trayectoria de Luis Alberto Spinetta, la voluntad de violero parece debatirse contra las habladurías del mundo, el equilibrio de una obra y los laberintos de la intuición. Siempre se lo consideró un excepcional guitarrista rítmico, pero tantas veces estuvo al frente como un nueve de área y, al mismo tiempo, de gambeta exquisita, que cuesta reducirlo al mero número de una camiseta. A partir de las miradas de algunos cómplices de escenario, aparece el hombre de la guitarra enamorado del formato canción y de esos modos que van de un riff rabioso a los acordes que todavía silbamos. Músicos y amigos procesan imágenes de ensayo, shows antológicos y revelan los traumas del tipo que quería ser primera guitarra y fue mucho más que eso.
Claudio Gabis, el legendario guitarrista de Manal, conoció a los Almendra en el despacho del empresario textil Ricardo Kleiman, el primer productor del trío. Corría el año 1968 y el trío estaba ensayando para su debut en el sello Mandioca: “Lo que me sorprendió fue el carácter experimental y progresivo del grupo –claramente nuevo y distinto en nuestro medio-, asociado, sin embargo, a una temática porteña manifestada con letras en castellano y en fuertes reminiscencias del sonido ciudadano y tanguero que en aquella época se relacionaba a Piazzolla, además de la presencia de elementos del folclore de vanguardia, la bossa y el jazz”, dice el guitarrista. Aquella primera impresión no se detuvo demasiado en la viola explosiva de Edelmiro Molinari, “porque en ese momento yo estaba copado con sonidos y formas de tocar muy modernos (Hendrix, Cream), que Almendra recién incorporó más tarde, pero el tratamiento armónico y los acordes que usaba Luis me llamaron la atención, porque no eran comunes en la música rockera que se hacía en Argentina”.
La disposición de las seis cuerdas en Almendra alineaba a Luis Alberto como el guitarrista armónico y a Edelmiro en el rol solista. “No creo que decir que Luis fue un gran ‘rítmista’ sea reducir su talento como guitarrista”, aclara Gabis. “De hecho, ese fue su campo mejor desarrollado en el instrumento, aunque más bien debiéramos decir que fue un gran guitarrista ‘rítmico y armónico’. Su conocimiento intuitivo de la armonía y su forma de utilizarla, asociado a las grandes melodías que compuso, son extraordinaria prueba de su dominio y control del instrumento de seis cuerdas y una demostración de cómo puede se puede crear cosas complejas y maravillosas con él. Pero en los últimos años Spinetta se desarrolló mucho en el campo de los solos y la improvisación, cosa que siempre anheló, y al final, consiguió, convirtiéndose en un súper guitarrista, creativo y potente…”.