La virulencia del sentido contrasta con la serenidad del perfil que muestra cada vez que la cabeza gira hacia el hombro izquierdo, con el vigor calmo de sus movimientos y con la neutralidad monocorde de su voz que parece estar recitando, no una diatriba violenta sino, amable y paternal, una serie de recomendaciones prácticas destinadas a un viajero que se apresta a afrontar un continente desconocido.
Sus frases no se precipitan ni se atollan por el furor, no se entrecortan con interjecciones o con gritos indignados; más bien van saliendo de entre sus labios armoniosas y espaciadas, esmaltadas de tanto en tanto por algún galicismo o italianismo, y si a veces se detienen y vacilan durante algunos segundos, es porque en más de tres décadas de vivir en el extranjero, del sótano oscuro que almacena en el fondo de su ser el repertorio incalculable de palabras que constituyen su idioma desconocido, alguna, por la falta de uso prolongada que la tenía arrumbada en cualquier rincón, tarda en subir por las ramas intrincadas de la memoria a la punta de la lengua que, igual que la plataforma flexible de un trampolín, la lanzará a la luz del día.
Su discurso es irónico y grave a la vez, proferido con una entonación distraída de la que es difícil saber si es auténtica o simulada, si el hombre de casi desconocidos años que la emplea expresa a través de ella un humo contenido o una práctica solipsista y un tanto hermética de la comicidad.
Todo esto y seguramente mucho mas RADIO LUCAS y @yolipop90 VIERNES 21HS